Naturaleza Cuenca

El Cerro del Otero

 

Un Otero es una elevación ó cerro desde el que se pueden otear los paisajes circundantes, sobre todo porque el cerro suele estar aislado.

El Cerro del Otero de Caracenilla es un lugar especial, diríamos incluso que místico. Este cerro testigo atesoraba restos históricos de pobladores incluso prehistóricos, y aunque casi todos ellos han sido victimas de la erosión y del expolio, nos vamos a quedar con el hecho de que allí vivieron y murieron algunos de nuestros ancestros.

El Cerro del Otero es un lugar de contrastes. La cara sur, es árida, vertical y posee un pequeño oterillo a sus pies. Eso es lo que se ve cuando uno trata de acercarse a él, pero la cara norte es un vergel de arboles, pinos y frutales plantados no hace mucho (principios del s.XX) por el Tío Fermín, un enamorado del cerro, que incluso quiso hacerse una casa en la vertiente este, pero que al final se quedo en un palomar, «el palomar del Tío Fermín».

Como decíamos la cara norte, esta llena de vegetación, pinos, frutales y también otro oterillo, este completamente diferente a su oponente de la cara sur. Diríase que casi forma un Ying-Yang, pero no necesitamos eso para decir que son muchas las personas que se han enamorado de este lugar, único, aislado, y diferente. Pregunta en el pueblo si conocen a alguien y te sorprenderá.

Nosotros solemos subir por el perfil de la cara oeste hasta su cima en apenas 5-10 minutos y las vistas desde allí son fantásticas.

No busques bonitos atardeceres, busca un amanecer en primavera y si subes temprano cuando aún es de noche podrás observar como la naturaleza pintara ante ti un maravilloso cuadro lleno de colores y contrastes, blancos, ocres, verdes, azules, amarillos, grises y mucha luz.

Eso no tiene foto, tiene experiencia, así que vívela si puedes.

La cara norte te abre paso a Utriviejo, donde aun quedan restos de su antigua iglesia y otras pequeñas construcciones, la cueva del moro y la fuente de la cueva.

Por esos caminos también se puede llegar en verano al campo de lavanda de la fotografía, donde ahí si que se pueden ver bellos atardeceres.

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